La vida es un largo aprendizaje, adentro y afuera del aula. En el transcurso de nuestros días, nos aguardan todo tipo de lecciones, algunas dulces y otras duras y amargas.
Quizás la más difícil de ellas sea aprender a dejar atrás la vanidad, la ambición, el egoismo y entregarnos al amor.
Cuando llegaron Luca y Olin comprendí por primera vez lo que sintieron mis padres al nacer yo: su emoción, su regocijo, su ansiedad, su devoción incansable.
Y por eso, cada cumpleaños desde entonces se lo dedico a ellos. A mi mamá que ya no está con nosotros y a mi papá que sigue sin comprender para que sirve un mundo sin ella.